15.594 Costarricenses Enfrentan Demoras de Hasta 1.5 Años para Cirugía de Vesícula en la CCSS
San José, Costa Rica – 10 de octubre de 2025 – Según datos recientes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), a julio de 2025, un total de 15.594 personas permanecen en lista de espera para someterse a una cirugía de vesícula biliar. El tiempo promedio de espera para acceder a este procedimiento es de 513 días, equivalente a aproximadamente un año y medio, lo que representa un desafío significativo para pacientes y especialistas médicos.
Esta situación resalta la presión sobre el sistema de salud pública, donde en algunos hospitales las demoras pueden superar incluso este promedio, afectando la calidad de vida de los pacientes y aumentando la carga de trabajo para los doctores en especialidades como cirugía general y gastroenterología. Expertos indican que factores como la escasez de recursos y el aumento en la demanda contribuyen a estos retrasos, urgiendo a medidas para optimizar la asignación de especialistas y reducir los tiempos de atención.
La CCSS ha implementado planes operativos para mitigar las listas de espera en procedimientos especializados, pero datos como estos subrayan la necesidad de acciones inmediatas para priorizar casos y mejorar el acceso a servicios quirúrgicos. Esta noticia es de particular interés para el gremio médico, ya que impacta directamente en la planificación de consultas y operaciones, potencialmente requiriendo jornadas extendidas o colaboraciones con el sector privado.
Revelan especialidades quirúrgicas con las listas de espera más largas en Costa Rica
San José, Costa Rica – 30 de septiembre de 2025. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) continúa lidiando con listas de espera quirúrgicas que afectan a miles de pacientes, según datos recientes del Área de Estadística en Salud de la institución. A julio de 2025, más de 194.000 personas esperan por procedimientos quirúrgicos, con un tiempo promedio de espera de 425 días. Esta situación resalta la urgencia de reformas en la planificación de recursos humanos y financieros para especialistas médicos.
Entre las especialidades más afectadas se encuentran aquellas con mayor demanda y escasez de personal calificado. A continuación, un detalle de las principales:
Especialidad
Pacientes en espera
Tiempo promedio de espera (días)
Cirugía General
51.272
509
Oftalmología
35.077
211
Ortopedia
33.835
552
Ginecología
20.679
300
Urología
16.192
444
Otorrinolaringología
14.682
531
Vascular Periférica
8.809
487
Neurocirugía
3.384
563
Cirugía General Infantil
3.348
254
Cirugía Reconstructiva
2.661
270
Oncología Quirúrgica
1.168
80
Cirugía Toráxica
896
662
Cirugía Craneomaxilofacial
734
506
Obstetricia
715
224
Cirugía Cardiovascular
368
425
Odontología General Avanzada
154
251
Cirugía Bucodentomaxilar
100
375
Estos datos subrayan problemas como la falta de planificación, la insuficiencia de recursos humanos y la aplicación de legislaciones que desincentivan a profesionales calificados, lo que ha generado escasez de personal. Además, se menciona la inestabilidad en la Junta Directiva de la CCSS, la ausencia de incentivos salariales para especialistas (quienes en algunos casos ganan hasta ₡1 millón menos que médicos generales) y el incumplimiento del gobierno en el pago de deudas a la institución como factores agravantes.
Expertos del sector salud, incluyendo médicos y representantes del sector privado, han llamado a acciones urgentes para priorizar estas listas, proponiendo colaboraciones público-privadas y mejoras en la distribución de especialistas. Esta información es de particular interés para doctores, ya que impacta directamente en la carga laboral y la calidad de atención que pueden ofrecer.
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Informe revela crecimiento del 1.093% en cirugías de columna, afectando a pacientes y especialistas
San José, Costa Rica – Un reciente informe de la Universidad Hispanoamericana, basado en datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto Nacional de Seguros (INS) y el Consejo de Salud Ocupacional, alerta sobre un incremento exponencial en las listas de espera para cirugías de columna. De 116 casos registrados en 2019, la cifra escaló a 1.384 en 2024, representando un aumento del 1.093%. Este crecimiento se intensificó en 2021 (134% más que en 2020) y en 2024 (110% más que en 2023), atribuido principalmente a una mayor demanda de servicios, la escasez de especialistas y la dificultad de la CCSS para retener personal calificado en procedimientos complejos.
El impacto en el sistema de salud es significativo: las atenciones en emergencias por problemas de columna aumentaron un 33%, pasando de 876 a 1.164 casos diarios entre 2019 y 2024. Además, se registraron 2,4 millones de consultas externas en seis años, con un incremento del 55% desde 2020, y 11.065 hospitalizaciones, donde la estancia promedio subió de 7,7 a 10,09 días. Los días de incapacidad por dorsalgias se dispararon un 128%, de 417.184 en 2019 a 950.429 en 2024. Los diagnósticos más comunes incluyen trastornos de discos intervertebrales (27%), dorsalgia (25%) y trastornos de disco cervical (17%), con variaciones por género y edad: las mujeres representan el 62% de consultas externas, mientras que los hombres tienen estancias hospitalarias más largas.
Expertos como el doctor Roberto Salvatierra vinculan este fenómeno a efectos secundarios del COVID-19, como dolores de espalda, y a comportamientos riesgosos post-pandemia. «Sabemos definitivamente que uno de los problemas secundarios que llega a producir el covid es problema de espalda, dolor de espalda», afirmó Salvatierra. Por su parte, el epidemiólogo Ronald Evans destacó las diferencias por género: «La mayor demanda de atención por parte de las mujeres en consulta externa y las estancias hospitalarias más prolongadas de los hombres nos demuestran que las enfermedades de la columna afectan de manera distinta según el género.»
Entre las recomendaciones para mitigar esta crisis, se proponen programas de ergonomía, promoción de estilos de vida saludables, reducción de listas de espera y la creación de un registro nacional de enfermedades de la columna. Salvatierra enfatizó la importancia de la prevención: «Existe lo que es la higiene de espalda, la utilización de fajas, la medicina laboral y la medicina preventiva… Todo este tipo de medicina preventiva nos ayuda muchísimo a la protección contra las enfermedades de tipo dorsalgia.»
Esta situación resalta la urgencia de acciones para apoyar a los especialistas y mejorar la atención, de interés directo para el gremio médico en Costa Rica.
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La CCSS presenta un plan para resolver la saturación sin esperar al nuevo hospital de Cartago
Las filas para atención en Emergencias son muy comunes en el Hospital de Max Peralta de Cartago.
El servicio de Emergencias del Hospital Max Peralta de Cartago está colapsado, con una saturación que supera el 150%. Para resolver esta crisis, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) aprobó un plan de emergencia que busca descongestionar el servicio. La solución no puede esperar a la construcción del nuevo hospital, que demorará años.
Esta atención de urgencias se brinda en un área de 1.500 metros cuadrados cuya construcción data de 1990. Hay disponibilidad de 50 camas y 10 sillones en las que los pacientes esperan mayores valoraciones o su internamiento.
“Nuestra saturación en Emergencias anda superior al 150%. Hoy a las 7 a. m. estábamos en el 163%. Teníamos 99 personas. Los pasillos están llenos. Hay pacientes verdes que esperan hasta siete horas por atención o 13 en espera de cama para internamiento o un examen. A excepción del Hospital de Turrialba somos el único centro de salud de la provincia de Cartago con servicio de rayos X”, ejemplificó este jueves Krissia Díaz Valverde, directora del Hospital de Cartago durante la sesión de la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Alexánder Sánchez Cabo, gerente médico de la institución, señaló que también hay problemas a nivel de recurso humano, pues hacen falta al menos cuatro médicos generales más.
“El Hospital de Cartago es el único servicio de Emergencias. Cartago no tiene segundo nivel de atención (clínicas que brinden más servicios a los básicos). Esto complica el diagnóstico de emergencias y prolonga la estancia en el servicio de Urgencias”, resumió.
Mónica Taylor Hernández, presidenta ejecutiva de la CCSS afirmó que es necesario darle prioridad al tema.
“El nuevo hospital no es solución inmediata. Tomaría un tiempo mínimo de cuatro años. Necesitamos dar una solución ya”, detalló.
¿Qué impacta en la atención de emergencias?
De acuerdo con Sánchez, la saturación se debe en parte a la falta de camas para internar pacientes, aunque aclaró que no es el único factor que limita la capacidad resolutiva del servicio de emergencias. El gerente médico señaló además los siguientes:
Tiempos de respuesta del laboratorio
Tiempos de respuesta de radiología
Tiempos de respuesta de interconsultas
Disponibilidad (o no) de realizar servicios especializados en el propio hospital. Si esto no es así deberá trasladarse a un hospital nacional, en este caso el Calderón Guardia.
Adecuada rotación de recurso humano para cubrir todos los horarios necesarios.
Posibilidad de contar con criterios de especialistas las 24 horas.
Capacidad de hospitalizar a los pacientes que así lo requieran.
“Si un paciente por sus características o gravedad no puede ser egresado de forma segura en 24 horas, algún servicio del hospital debe recibirlos”, expuso Sánchez.
Donald Corella Elizondo, coordinador nacional de emergencias, indicó que el flujo de trabajo en un servicio de emergencias tiene tres componentes fundamentales:
La cantidad de pacientes que solicitan atención y las complejidades que tienen.
La forma en la que el servicio está estructurado: recurso humano, equipo, infraestructura.
El hospital como un todo y su sistema de salud. La capacidad del centro médico de mover las camas para hospitalizar o los quirófanos para operar, o referir, y cuán rápido y eficiente pueda hacerlo.
“En Cartago ya llegamos al tope de hospitalización”, destacó.
No todo lo que el paciente considera emergencia lo es
El edificio donde brinda las atenciones el Hospital de Cartago tiene varias décadas de construido y ya no da abasto. (Rafael Pacheco Granados)
Antes de explorar las decisiones aprobadas por la Junta Directiva es necesario explicar los diferentes tipos de pacientes que llegan a los servicios de emergencia. Estos se catalogan según colores:
Paciente blanco. Su situación no es una emergencia, puede esperar a una atención regular en consulta externa. Incluso no están enfermos. En ellos hay personas que llegan porque perdieron una cita o no encuentran sus medicamentos o tienen una mancha que no se quita desde hace tres meses.
Paciente verde. Su situación no es urgente, su condición es leve. Sí requiere atención, pero puede esperar a la consulta externa.
Paciente amarillo. Tienen una condición estable, pero con un grado de urgencia. Pueden esperar de 30 a 40 minutos por su atención.
Paciente rojo. Tiene una condición clínica grave que lo puede llevar a la muerte o incrementar el riesgo de falla de algún órgano. Deben abordarse en los diez minutos próximos a su ingreso.
Paciente azul. Su vida está en riesgo inminente. Ingresan directo a salas de shock, la atención debe darse en cuestión de unos tres minutos para evitar el deceso.
Los pacientes son atendidos según su gravedad, por eso, los pacientes verdes y rojos pueden esperar de tres a ocho horas para ser atendidos en el hospital.
“Muchos pacientes verdes llegan a Ebáis y no son atendidos, entonces se van a Emergencias. Por norma solo se le da medicación por tres días, entonces regresa al primer nivel (Ebáis). Es un círculo que no hemos podido resolver y nos lleva a nuevamente saturar el servicio de emergencias”, expresó Sánchez.
Según el gerente médico, a esto se le suma otro problema: el aumento de pacientes rojos y azules.
“Desde 2019 hay un incremento de 19,7% de pacientes rojos y de 30,7% pacientes azules, lo que puede traducirse en mayor complejidad de los casos que se reciben”, precisó Sánchez.
También se ha dado un aumento del 4,9% de pacientes amarillos.
Sin embargo, el 95,2% de los pacientes que llegan al servicio hospitalario son blancos o verdes.
El jerarca aseguró que hay variaciones por hora, los servicios entran en mayor demanda a partir de las 5 p. m. cuando los Ebáis ya no están en horario de atención y con mayor concentración después de las 9 p. m. cuando las áreas de salud (clínicas) tampoco dan servicio.
Solución de la mano de las áreas de salud
El apoyo de las áreas de salud como La Unión, El Guarco y Cartago en horarios extendidos ha sido vital para reducir la cantidad de pacientes blancos y verdes y que se descongestione el hospital. Esto ha bajado en un 4,7% los pacientes verdes y el 20,6% de pacientes blancos. Pero no es suficiente, ya que no cuentan con servicios de emergencias.
La propuesta, aprobada por la Junta Directiva, consiste en que algunas áreas de salud tengan servicios de emergencias para manejar los casos amarillos inclusive y tengan mayor capacidad de derivar los casos rojos y azules al hospital. De esta forma, el Max Peralta quedaría con los casos más complicados.
En este momento solo el área de salud de El Guarco tiene área de urgencias.
“Son funcionarios que tienen la camiseta muy bien puesta, en espacios muy pequeños han logrado concretar un servicio de urgencias, pero no en las condiciones que se requieren”, precisó Sánchez.
El proyecto aprobado tiene dos fases, y la primera se implementará antes del 15 de octubre.
Primera fase. Áreas de salud de Cartago y El Guarco tendrán servicios de emergencias para pacientes blancos, verdes y amarillos. En horario de 7 a. m. a 10 p. m. todos los días. Ambos edificios requerirán alquiler de edificios, más equipo y contratación de recurso humano. El costo total asciende a ¢1.009 millones.
Segunda fase. Se habilitarán servicios de emergencias para pacientes blancos, verdes y amarillos en las áreas de salud Oreamuno-Pacayas-Tierra Blanca, que trabajará de lunes a sábado de 6 a. m. y a 6 p. m.
También se abrirá este servicio en el área de salud Paraíso-Cervantes, de lunes a viernes de 7 a. m. a 8 p. m. y de fines de semana y fieradios de 7 a. m. a 8 p. m.
Corella manifestó que esto también ve ahorros en costos de atención. Una emergencia en un área de salud tiene un costo de ¢26.865 consulta y una hora de observación de ¢91.134. Mientras que en un hospital los valores son de ¢33.313 y ¢115.303, respectivamente.
Según las proyecciones de la Gerencia Médica esta implementación bajará entre un 50% y un 60% los casos de baja y mediana complejidad que hoy llegan al Max Peralta.
Esto también permitirá a los pacientes blancos reducir su tiempo de atención en un 81% mientras que los verdes y amarillos serán atendidos un 75% menor.
“También nos aseguramos de que los pacientes con un nivel de complejidad mayor tengan una atención de emergencias acorde con lo que necesitan”, afirmó Sánchez.
Vianney Hernández Li, representante del solidarismo ante la Junta Directiva, recalcó que estas decisiones no quieren decir que el nuevo hospital no se construirá. El hospital se construirá, pero estas son medidas que buscan solucionar lo inmediato, mientras el centro médico sea una realidad.
¿Quién puede trabajar más de 24 horas seguidas y hacerlo bien? No se trata de falta de vocación; se trata de límites físicos y mentales. Está demostrado que, cuanto más se prolonga la jornada laboral médica, mayor es el riesgo de cometer errores
Luego de laborar más de 30 horas seguidas, nadie está en su mejor condición física ni mental. Esta es una de las razones por las cuales muchos especialistas renuncian a la CCSS, particularmente los más jóvenes. (Shutterstock/Shutterstock)
Ahora que está sobre la mesa el tema de las jornadas 4×3 y el retroceso que eso significaría en términos de derechos laborales y de bienestar de las personas, conviene recordar una situación laboral extrema que ha sido normalizada desde hace largo tiempo: las guardias médicas.
En ningún país del mundo, ni siquiera en los más desarrollados, existe suficiente personal médico especializado como para cubrir la atención las 24 horas del día en turnos convencionales. De ahí surge la necesidad de las guardias médicas: jornadas extraordinarias para garantizar la continuidad de la atención en los servicios hospitalarios.
Actualmente, en Costa Rica, un médico puede iniciar su jornada ordinaria en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a las 7:00 a. m., continuar en turno de guardia desde las 4:00 p. m. hasta las 7:00 a. m. del día siguiente y, aun así, se le exige completar su jornada laboral ordinaria ese mismo día hasta las 4:00 p. m. Es decir, son hasta 34 horas continuas de trabajo, durante las cuales pueden suceder infinidad de situaciones críticas y en las que se atiende a una gran cantidad de pacientes.
Una de las razones por las cuales muchos especialistas renuncian a la CCSS, particularmente los más jóvenes, es precisamente para mejorar sus condiciones personales y familiares. Y es comprensible: luego de laborar más de 30 horas seguidas, ninguna persona está en su mejor condición física ni mental.
Si bien este tiempo extraordinario se remunera como tal, hoy muchos profesionales valoran más su salud mental, la posibilidad de compartir con su familia y el tiempo para dedicarse a otras actividades fuera del trabajo, que el dinero en sí mismo.
¿Qué han hecho otros países para mejorar las condiciones laborales de sus médicos y disminuir la presión que afrontan? La solución ha sido simple y humana: el médico que realiza una guardia no se queda a completar su jornada ordinaria al día siguiente.Sale del hospital a las 7:00 a. m. y se va a descansar. Este pequeño gesto, lejos de ser un privilegio, es una necesidad que permite al médico recuperarse física y mentalmente, compensar el tiempo en familia y mejorar sustancialmente la calidad de atención que brinda a sus pacientes.
Esto no es una utopía. En países con sistemas de seguridad social sólidos como España, Alemania o Francia, las normativas laborales establecen que, tras una guardia nocturna, el médico tiene derecho al descanso obligatorio de al menos 12 horas antes de volver a trabajar. En España, por ejemplo, es común que los médicos no retornen a su jornada regular tras una guardia; esta práctica está reconocida en muchos hospitales públicos como una medida de protección tanto para el profesional como para el paciente. Lo mismo ocurre en Francia, donde el descanso posguardia está regulado por la ley y por convenios colectivos del sistema de salud.
¿Quién puede trabajar más de 24 horas seguidas y hacerlo bien? No se trata de falta de vocación: se trata de límites físicos y mentales. Está más que demostrado que, cuanto más se prolonga la jornada laboral médica, mayor es el riesgo de cometer errores. Somos seres humanos, y el agotamiento es una condición inevitable cuando no se respeta el descanso.
Ahora que se habla tanto de listas de espera y de la fuga de especialistas de la Caja, este pequeño cambio (permitir el descanso luego de la guardia) podría significar una considerable mejoría en las condiciones laborales de los médicos y, por ende, una estrategia sencilla pero poderosa para lograr la retención de los nuevos especialistas.
No, no son “guardias dormilonas”, como dijo una vez el presidente de la República. Son jornadas de trabajo intensas en las que se atienden personas, muchas veces en situaciones críticas, que merecen ser recibidas por profesionales en su mejor condición. Lo mínimo que deberíamos garantizarles a estos médicos es la posibilidad de descansar después de atender a otros durante toda la noche.
Lástima que, al igual que con la insistencia por las jornadas 4X3, el interés que predomina sea el del empleador, no el bienestar de los trabajadores, que son quienes mantienen el sistema funcionando.
Expediente legislativo propone endurecer las penas de prisión para quienes abandonen a población adulta mayor
El abandono de adultos mayores se multiplicó por ocho en hospitales en el periodo 2016-2024, según datos del OIJ y la CCSS. (Imagen con fines ilustrativos, Hospital Raúl Blanco Cervantes). (Eyleen Vargas /Punto y Aparte)
El 30 de julio pasado, don Adán completó 110 días hospitalizado. Las dolencias por las que este adulto mayor ingresó al Hospital Nacional de Geriatría Raúl Blanco Cervantes ya fueron solventadas, pero no ha podido ser egresado porque no hay familiares o allegados que se hagan cargo de él. Él es el rostro del abandono.
En camas cercanas, otras dos adultas mayores completaron, en esa misma fecha, 69 y 68 días internadas y la cama de ese hospital es la única garantía de comida, abrigo y atención.
Por las particularidades de don Adán, el hospital gerontológico Blanco Cervantes está esperando que el Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (Conapdis) encuentre un hogar seguro para él.
Mientras tanto, los médicos y las enfermeras, son su compañía. El abandono de adultos es multicausal, y en muchos casos puede influir la pobreza, las dificultades del cuido y la falta de suficientes apoyos familiares, comunitarios e institucionales.
No obstante, también están los que abandonan, simplemente, porque sí. Según informes del Organismo de Investigación Judicial y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el abandono de adultos mayores se multiplicó por ocho en hospitales desde el 2016.
Por ejemplo, el Hospital San Juan de Dios registró entre 36 y 50 casos anuales entre el 2020 y el 2024. Mientras que entre enero y abril de 2025 dicho nosocomio reportó 40 casos, el equivalente a 10 casos de abandono por mes.
En estos casos, el centro médico primero hace un análisis de las redes de apoyo de la persona afectada. Si la familia se rehúsa a recibirla al momento del egreso, se interpone la denuncia ante las autoridades judiciales.
Un proyecto de ley pretende incrementar las penas de prisión para quien abandone a una persona adulta mayor es otro esfuerzo por aminorar esta problemática. Se trata del expediente legislativo 24.244 propuesto por el diputado Fabricio Alvarado Muñoz, del Partido Nueva República.
Reforma impulsada por diputado Fabricio Alvarado penaría la muerte por abandono de un adulto mayor con hasta 18 años de cárcel. Imagen con fines ilustrativos de un paciente internado en el Hospital Raúl Blanco Cervantes. (Eyleen Vargas /Punto y Aparte)
El expediente contiene un único artículo que modifica el numeral 142 bis del Código Penal. De esta manera, la pena por abandono, que hoy oscila entre diez y cien días multa (de ¢154.000 a ¢1,5 millones) o de uno a seis meses de prisión, pasaría a penas de cárcel de uno a tres años.
Si producto del abandono el adulto mayor fallece, la pena mayor, hoy fijada en 10 años, subiría a 18. Inicialmente, este proyecto de ley fue aprobado en primer debate el 28 de marzo pasado, no obstante, el 8 de abril fue avalada una moción para devolver la iniciativa al primer debate y poderle hacer un ajuste al texto, planteado por varios legisladores.
Desde entonces hace fila para hacer esa modificación y darle de nuevo primer debate y, posteriormente, segundo debate.
¿Una reforma punitiva es suficiente?
Además de las sanciones antes mencionadas, la reforma introduce el verbo “descuidar” y establece que cualquier persona puede cometer el delito, no solamente quien tiene la obligación de cuidar.
Según Rodrigo Chaves Jiménez, abogado penalista, el vocablo “descuidar” es muy amplio y su inclusión de este término podría lesionar el principio de legalidad criminal, el cual implica que los delitos estén redactados de forma clara y precisa. Tampoco queda claro cómo se determina cuándo una persona adulta mayor está en estado de vulnerabilidad.
La propuesta de ley modifica el numeral 142 bis del Código Penal. De esta manera, la pena por abandono, que hoy oscila entre diez y cien días multa (de ¢154.000 a ¢1,5 millones) o de uno a seis meses de prisión, pasaría a penas de cárcel de uno a tres años. Foto con fines ilustrativos, Hospital Raúl Blanco Cervantes, 17 de julio de 2025. Foto Eyleen Vargas Dávila (Eyleen Vargas /Punto y Aparte)
También considera que el texto puede incurrir en una imprecisión al no establecer legalmente quiénes tienen la responsabilidad de cuido de la persona vulnerada, no es cualquiera el que puede ser penalmente responsable de descuidar o abandonar a una persona adulta mayor, aseveró.
La norma contiene calificaciones por el resultado, dado que se aumenta la pena cuando hay un peligro para la vida o la salud de la persona adulta mayor, cuando se le generan lesiones y cuando se produce la muerte como resultado del abandono.
Sin embargo, Chaves también encontró una incongruencia del legislador al sancionar la muerte del adulto mayor con una pena de prisión de 12 a 18 años, mientras que el homicidio culposo prevé un rango de sanción que va de los seis meses a los ocho años de prisión en su forma básica y de uno a diez años de prisión en su forma agravada.
Fabricio Alvarado reconoce que el abordaje del abandono no se resuelve únicamente desde la vía legislativa. Es vital articular esfuerzos directos con el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), la Caja Costarricense de Seguro Social y las municipalidades.
La reforma propuesta tampoco atiende a las personas adultas mayores en situación de calle ni a la población adulta mayor migrante.
En febrero del 2025, según información de la Oficina de Trabajo Social del Hospital San Juan de Dios, se documentó el caso de una mujer que permaneció 74 días hospitalizada porque cuando se remitió su caso al Conapam, con solicitud de reubicación, dicha entidad la rechazó por carecer de presupuesto para población migrante.
Por todo esto, Alvarado urgió la necesidad de fortalecer la presencia de equipos especializados para la identificación y atención de adultos mayores migrantes y en condición de calle.
Además de la reforma al Código Penal, en la Asamblea se han presentado otras iniciativas con reformas al régimen de pensiones del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte de la CCSS, mejoras en la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor y propuestas que buscan ampliar el acceso a servicios de salud y a programas de recreación y acompañamiento.
Entre otros,la diputada Olga Morera, de Nueva República,presentó el proyecto de ley 24.959, el cual propone la hipoteca inversa para que sea dirigida exclusivamente a personas mayores de 65 años o con discapacidad igual o superior al 33%. Para comprobar que el crédito contratado lo recibirá la persona con esas condiciones se deberá realizar un estudio socioeconómico que deberá ser verificado por la entidad acreedora, el Conapam o el Conapdis.
Una población expuesta a más vulneraciones
En junio anterior, el Programa de Atención Integral de la Persona Adulta Mayor (PAIPAM) de la Universidad Nacional alertó sobre el incremento sostenido de casos de maltrato, abandono y estafas contra personas mayores en Costa Rica.
De acuerdo con Ana Monge Barrantes, coordinadora de PAIPAM, el maltrato a las personas adultas mayores no se limita al daño físico, sino que incluye el abuso psicológico, sexual, económico, la negligencia y el aislamiento social; actos que afectan directamente la dignidad y los derechos de esta población.
Estas conclusiones académicas están sustentadas en estadísticas. En el 2023 el Ministerio Público registró 6.390 casos de delitos contra personas adultas mayores, el 26% de ellos fueron estafas. De enero a octubre de 2024, últimos datos conocidos, se registraron 6.182 casos.
Por su parte, el Ministerio de Salud reportó 1.107 denuncias de violencia intrafamiliar en los primeros cinco meses de 2024.
El Programa PAIPAM propone reforzar las acciones previstas en la Política Nacional de Envejecimiento (2023-2033) y la Agenda del Envejecimiento Saludable (2021-2030), con énfasis en la educación intergeneracional y la corresponsabilidad social. También precisa la necesidad de fortalecer las redes comunitarias y mejorar los mecanismos de denuncia y seguimiento.
Siany Mata Sánchez es estudiante de periodismo de la Clase 17 de la Asociación de Periodismo Colaborativo Punto y Aparte. Es el encuentro entre periodistas y estudiantes de la carrera, quienes generan producciones periodísticas de alta calidad sobre las causas y las soluciones de realidades de riesgo social, y se mantienen vinculados para promover el buen periodismo.
Estos son los miembros número 31 y 32 del órgano colegiado en lo que va de esta administración
La Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) está completa de nuevo.
Este lunes, la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep) nombró a los dos representantes del sector patronal para sustituir a Rocío Ugalde Bravo y Juan Manuel González Martén, los dos directivos que renunciaron el 21 de julio.
Ambas personas fueron electas por unanimidad.
Laura Morales: Tiene una larga trayectoria en Tecnologías de Información y Comunicaciones. Ha trabajado en la gestión de programas informáticos para el apoyo en la gestión empresarial. También tiene experiencia en la gestión de éxito de equipos de trabajo.
Dentro de su experiencia, resaltó la Uccaep, está la gestión de sistemas ERP. Esto es relevante por las fallas que la Auditoría de la institución ha señalado en la implementación del sistema ERP-SAP, que busca unificar todos los procesos de la institución. Ella estará nombrada hasta abril del 2026.
Fabio Israel Hernández: Tiene una especialidad en Derecho Notarial y Derecho Registral y estudios en Derecho Tributario Internacional. También tiene trayectoria en administración de servicios de salud. Su periodo concluirá el 30 de mayo del 2026.
Dos de los miembros del bloque patronal de la CCSS fueron nombrados este lunes, luego de la renuncia de la semana antepasada. (JOHN DURAN)
La Uccaep recalcó que procederá con el envío formal de las credenciales de ambos representantes al Consejo de Gobierno para que se realice su respectiva juramentación.
Con esto, el máximo órgano de la seguridad social recuperará el cuórum estructural y tendrá a sus nueve miembros nombrados.
Estos son los miembros número 31 y 32 que han pasado por la Junta Directiva de la institución en este periodo.
Esta gestión se ha caracterizado por la mayor inestabilidad en las últimas décadas: renuncias, destituciones e investigaciones por casos judiciales han marcado los últimos tres años de gestión.
Solo el 26% del proyecto está funcionando pese a que ya se ha gastado más del 70% del presupuesto asignado.
La Contraloría General de la República le ordenó a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) tomar medidas inmediatas para garantizar la continuidad del servicio de imágenes médicas digitales, tras detectar múltiples fallos técnicos, operativos y financieros en el sistema REDIMED.
Según el documento DFOE-BIS-0410-2025, emitido este 22 de julio, la Contraloría investiga la Adenda N°1 al contrato N° 2017000119 entre la CCSS y el ICE, mediante el cual se pretendía implementar el sistema REDIMED en hasta 50 centros de salud. Sin embargo, a la fecha, solo 13 establecimientos cuentan con el sistema operativo y muchos reportan fallos críticos.
La investigación reveló que la CCSS ha ejecutado ₡10.552 millones entre 2023 y 2025, lo que representa un 71% del presupuesto, pero con un alcance funcional de apenas 26%. A esto se suma la alerta de varios hospitales como el San Vicente de Paúl, San Juan de Dios, México y Calderón Guardia, que reportaron problemas graves de visualización de imágenes, lentitud del sistema y afectaciones al servicio.
Incluso, el Hospital San Vicente de Paúl solicitó el cese definitivo de REDIMED, calificándolo como un riesgo para la atención médica. Algunos centros, como el CNIM, recurrieron a plataformas anteriores como DCM4CHEE, que demostraron mayor estabilidad, especialmente durante eventos como el reciente ciberataque a la institución.
La Contraloría también reprochó pagos hechos por migración de imágenes sin respaldo contractual, así como deficiencias en la validación de los montos facturados por el proveedor, lo que compromete la transparencia en el uso de fondos públicos.
Ante este panorama, la Junta Directiva de la CCSS deberá tomar acuerdos para:
Atender las fallas señaladas.
Garantizar la continuidad del servicio, considerando soluciones alternativas a REDIMED.
Asegurar la integridad de los expedientes del proyecto.
Además, deberán remitir a la Contraloría, antes del 30 de septiembre, una certificación con los acuerdos adoptados. De no cumplir con estas órdenes, los funcionarios responsables se exponen a sanciones graves, incluida la destitución.
Este caso se suma a una creciente preocupación por el manejo de fondos en proyectos tecnológicos de la CCSS y pone en evidencia los desafíos que enfrenta la institución para modernizarse sin sacrificar la calidad de los servicios de salud.
Hoy conviven de forma simultánea dos declaratorias institucionales de emergencia: una por las listas de espera y otra por el faltante de médicos especialistas. Las medidas excepcionales permiten mitigar efectos inmediatos, pero no resuelven el problema de fondo
A la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se le tiene funcionando en un estado de emergencia permanente, lo cual no es normal, sostenible ni justo para más de un millón de pacientes que esperan meses por una cirugía, una cita médica o un examen diagnóstico.
Hoy conviven, de forma simultánea, dos declaratorias institucionales de emergencia: una emitida desde mayo del 2023 por el agravamiento de las listas de espera y otra, de diciembre del 2024, por el faltante de médicos especialistas debido a renuncias para migrar al sector privado. Ambas fueron prorrogadas y son señales de un sistema atrapado en una crisis prolongada y sin soluciones duraderas a corto plazo.
El panorama es alarmante. En lugar de disminuir, las listas de espera siguen creciendo desde la puesta en marcha de la hoja de ruta en el 2023, a la cual se le bautizó “Ruta de la salud. Menos espera. Mejor servicio”. La CCSS comenzó este año con 188.000 personasesperando una cirugía, cifra prácticamente igual a la de mayo del 2024, pero con un tiempo promedio de espera mayor: 429 días; es decir, 14 meses. Más de 685.000 estudios diagnósticos (tacs, ultrasonidos, resonancias) estaban pendientes a diciembre, y la cantidad de pacientes que aguardaban una primera cita con especialista subió a 328.000, con un promedio de espera de 469 días.
Este deterioro compromete no solo la salud físicay mental de los pacientes, sino la confianza ciudadana en el sistema de seguridad social, pilar del Estado costarricense.
Las medidas excepcionales, como las declaratorias de emergencia, permiten mitigar efectos inmediatos, pero no resuelven el problema de fondo. En ausencia de reformas sostenidas, estas acciones corren el riesgo de convertirse en simples paliativos institucionales que normalizan la ineficiencia y prolongan las crisis.
Es momento de aprender de la experiencia internacional. La OCDE ha sido enfática: todo país que aspire a reducir los tiempos de espera debe comenzar por establecer plazos máximos de atención. Esto implica definir tiempos concretos, medibles y de conocimiento público, dentro de los cuales cada paciente debe ser atendido, ya sea para una primera consulta, un examen diagnóstico o una cirugía electiva. Sin ese punto de partida, cualquier estrategia carecerá de rumbo y rendición de cuentas.
La CCSS debería empezar por allí, pues hasta una sentencia de la Sala IV –emitida en el 2019 y redactada por la misma exjerarca de la Caja, Marta Esquivel, cuando era magistrada suplente– le ordenó crear un sistema de gestión integral que incluya plazos razonables según la patología y urgencia del paciente. Además, le exigió criterios objetivos para el ingreso de personas a las listas, un cronograma de trabajo con responsables definidos, así como indicadores de gestión y mecanismos de verificación para evaluar avances.
También urge revisar el funcionamiento de la Unidad Técnica de Listas de Espera (UTLE), creada en el 2001 para reducir las esperas. Durante esta administración, la inestabilidad ha sido la norma: siete coordinadores en solo 20 meses. Además, los ¢200.000 millones anunciados en el 2023 por Esquivel, cuando era presidenta ejecutiva, nunca llegaron a la UTLE y fueron redirigidos al nuevo hospital de Limón, según confirmó su actual coordinadora. Esa falta de claridad debe tener fin.
En cuanto al déficit de especialistas, que según la entidad llega a 3.500, ni la CCSS ni el Ministerio de Salud pueden seguir apostando únicamente a un proyecto de ley, que depende del trámite legislativo, para declarar la inopiay facilitar contrataciones mediante mecanismos extraordinarios. Más allá de eso, se requiere actuar con responsabilidad institucional para evitar la fuga de talento y garantizar condiciones salariales acordes con los años de estudio.
Deben también actualizarse los contratos de formación de nuevos especialistas, incluyendo las cláusulas sobre años mínimos de servicio y las condiciones de indemnización en caso de renuncia anticipada. No es aceptable que el Estado invierta en su formación para que pronto pasen a engrosar el sector privado.
Buscar soluciones sostenibles es una obligación urgente. La Junta Directiva de la CCSS, la Presidencia Ejecutiva y el Ministerio de Salud tienen el deber de propiciar un diálogo amplio y orientado a resultados con todos los sectores involucrados, pues la superación de esta crisis exige consensos y voluntad para corregir lo que no ha funcionado.
Para alcanzar esa meta, es indispensable abandonar los estilos verticales, autoritarios y conflictivos, que han demostrado ser ineficaces. Por el contrario, esa visión –sumada a la ausencia de liderazgo– ha contribuido a la parálisis que afecta asegurados, personal médico y al sistema en su conjunto.
La Caja no puede ni debe vivir en emergencia perpetua. Es hora de enfrentar las causas del colapso con visión técnica y un compromiso firme con el bienestar y la dignidad de quienes más esperan. Solo así podrá pasar del papel a la realidad el eslogan “Menos espera. Mejor servicio” que tanto se pregona.
El gobierno prorrogó por siete meses más la emergencia sanitaria a nivel nacional, declarada el 11 de diciembre del 2024, por la falta de médicos especialistas en la CCSS. Regirá hasta el 3 de febrero del 2026. (Cortesía CCSS )
Este fue un acuerdo tomado por la Junta Directiva este martes
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) sumará 557 nuevos profesionales a su planilla en los próximos días, destinados a fortalecer la atención en diversos centros de salud del país. La Junta Directiva institucional aprobó la creación de estas plazas para mejorar los servicios a los asegurados.
Mónica Taylor Hernández, presidenta ejecutiva de la CCSS, afirmó que estas plazas buscan cerrar brechas, fortalecer y dar continuidad a los servicios de salud que presta la institución tanto en hospitales como en áreas de salud.
Nuevos especialistas
De las nuevas plazas aprobadas, 261 son ordinarias y buscarán llenar necesidades de especialistas y otras áreas clave. Serán distribuidos en diferentes partes del país:
99 médicos especialistas que concluyeron su formación y se incorporarán a los diferentes centros, tanto en hospitales como en áreas de salud.
128 plazas para el nuevo hospital Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, en Puntarenas. Ellos cubrirán diferentes perfiles.
Dos plazas para el Centro Nacional de Detección del Cáncer Gástrico.
32 plazas de códigos especiales que se convierten en códigos permanentes.
Asegurados de León XIII, La Carpio, San Sebastián y Paso Ancho con nueva atención
Muchas de estas plazas nuevas en la CCSS son para la atención de los Ebáis de Paso Ancho, San Sebastián, La Carpio y León XIII. Fotografía con fines ilustrativos
El resto de plazas, 296, asumirán temporalmente la atención en las áreas de salud de San Sebastián, Paso Ancho, La Carpio, y León XIII, a partir del 1. ° de julio.
Estos asegurados dejarán de recibir los servicios de Ebáis por parte de la Asociación de Servicios Médicos Costarricenses (Asemeco) este 30 de junio. Los servicios quedarán a manos de la CCSS, luego de que Asemeco no se presentara al concurso.
Gustavo Picado Chacón, gerente financiero de la institución, explicó que 261 de estas plazas estarán destinadas al personal de atención directa a la población: “son temporales y tendrán vigencia por un año, pero se podrán prorrogar hasta tres años”, manifestó.
Estas plazas son temporales porque la CCSS tendrá concurso por nuevos oferentes para la prestación de este servicio.
En este grupo se contemplan 35 puestos clave para la puesta en marcha de la administración de estas áreas de salud por parte de la CCSS.
“Tendrán una vigencia de tres meses y no serán prorrogables, ya que su función es específica para la puesta en marcha”, destacó el gerente.